Primer aviso, pero no será el último. Lo ha lanzado José Miguel Barragán, uno de los hombres fuertes de Coalición Canaria, ejerciendo su papel de portador de malos augurios, de advertencias graves, estudiadas, clásicas, de la factoría nacionalista para momentos críticos. Pero un aviso directo para el Gobierno de Mariano Rajoy, quizás el más duro desde que en 1991 Manuel Hermoso traicionara a Jerónimo Saavedra por irreconciliables diferencias en las negociaciones del REF. Habrá guerra si se reducen las asignaciones del Estado para Canarias, ha venido a decir Barragán, lo que en realidad equivale a una declaración formal de hostilidades porque a estas alturas toda España sabe que Rajoy aplicará un duro recorte a las autonomías en un tijeretazo en cascada que acabará por levantar por los aires lo poco que insuflaba algo de oxígeno a la economía de este país. No fue una calentura del portavoz nacionalista, sino una declaración premeditada, perfectamete calculada, con la que se pretende llamar la atención sobre el colapso que amenaza a una región con más del 30% de paro y unas perspectivas ciertamente preocupantes. Y, de paso, un reforzamiento a otro aviso de esta misma semana: si Madrid recorta, habrá subida de impuestos en las Islas, un punto o punto y medio del IGIC.