El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Cómo le gusta una orgía a don Pepito
Don José Rodríguez Ramírez, director, editor y alma del periódico tinerfeño El Día, está que se sale. Sus soflamas independentistas, no por reiterativas y un poquito vomitivas ya, siguen haciendo las delicias de los lectores del género periodístico del esperpento ultraperiférico, hiperbólico y astringente. Su prosa se enquista en una decena de lugares comunes y sus iconos guanches siguen apareciendo con relativa frecuencia a la misma altura de la vitrina en que coloca las metopas castrenses y los manuales de aprenda francés en quince días. En estas últimas fechas al insigne don Pepito, dador de tantas placas callejeras, brillante mantenedor de juegos florales y aspirante eterno al Premio Canarias de Comunicación, ha incorporado a su letanía unos cuantos giros de carácter típicamente sexual, no sabemos si con el ánimo de inducir a sus lectores a pensar que maneja la materia como maneja el francés (dice que lo habla tan bien que piensa en ese idioma), o si lo que quiere es transmitir al género femenino que le circunda que está en plena forma a pesar de su avanzada edad, 85 años. De ahí que emplee términos como “mariconsón” para insultar a los que le afean sus continuas y peligrosas subidas a la parra, con apuradas de frenada muy sufridas, u “orgía judicial” para referirse al juicio que lo sentará en el banquillo el próximo 13 de diciembre para responder precisamente a esa sarta de insultos que profiere cuando se ve acorralado por sus propias palabras y sus disparates soberanistas. Dice que los jueces quieren poner su vida en peligro por hacerle ir en Binter cuando su maltrecho corazón no está para esas emociones. Como aquí estamos para echarle una manita en lo que precise, le recordamos que la isla de Gran Canaria tiene con la de Tenerife unas magníficas conexiones marítimas que son muy económicas a la par que seguras y puntuales. Incluso lo puede acompañar en el periplo su fiel escudero, Ricardo Peytaví, y transportarlo de paquete en su moto hasta Las Palmas de Gran Canaria, de manera que pueda apreciar con mayor intensidad las sensaciones de tan excitante viaje. Importante: no olvidar el chato. Lo puede traer Ricardito en bandolera.
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