A la espera de la traca final que dicen los expertos en soriásis que lanzará en el tiempo de descuento José Manuel Soria, parece que van avanzando con ritmo cadencioso pero firme los acuerdos principales entre Coalición Canaria y el PSC. Perdidas las posibilidades en el Cabildo de Gran Canaria y en Telde, donde había que sumar con quien no se podía y/o con quien no se debía, un gesto inusual de un político allana los problemas en Tenerife. Gustavo Matos, candidato a la alcaldía por el PSC en La Laguna, decidió este martes hacerse a un lado para no ser obstáculo a los acuerdos de su partido con CC, consciente como pocos dirigentes locales de que lo que se está jugando el PSOE canario no es sólo La Laguna, sino también la condena a la oposición regional y hasta la estabilidad del Gobierno de España los próximos diez meses. Matos ha dado una lección a todos los políticos, y muy particularmente a los suyos que en plazas tan cercanas como Santa Cruz de Tenerife o La Palma andan metidos en berenjenales más personales que políticos. Antes que Matos, otro socialista dio una lección en Tenerife. En el Cabildo pactaron Aurelio Abreu y Ricardo Melchior, lo que echó automáticamente por tierra la supuesta firma de un acuerdo con el socialista de la que presumía el candidato del PP, Antonio Alarcó. Tiene fácil demostrar que no mentía cuando afirmaba que había firmado un documento: enseñarlo. Si no lo hace porque nunca existió tal papel, engrosará junto a su líder regional la penosa lista de mentirosos solemnes.