Todo estalló cuando llegó a los predios de Soria la solicitud de un préstamo a una empresa de José Francisco Henríquez. En su condición de consejero de Economía y Hacienda, tiene en su mano la segunda llave para la autorización de operaciones a consejeros de las Cajas canarias. La de Henríquez había sido aprobada por el departamento de riesgos y unánimemente por el Consejo de Administración de la entidad, pero faltaba el informe de la directora general del Tesoro. Era el momento que esperaba Soria para ejecutar otra vez su venganza contra el ex editor de CANARIAS AHORA, y la directora general, que acaba de dimitir alegando motivos personales, no tuvo muchas opciones. Pero esa solicitud de préstamo también permitió a Soria acceder a los datos bancarios de Henríquez, y con la ayuda inestimable de Larry Álvarez, que intenta por todos los medios retomar su relación con el líder, conoció que una empresa de la que es socio Henríquez tiene una operación vencida desde julio que La Caja no ha querido (o podido) renovar, pese a las reiteradas peticiones de los socios.