Paco Spínola y Julio Cruz no movieron un dedo por evitar los incidentes de La Laguna, que se saldaron con un eufórico Javier Abreu telefoneando la misma noche de autos al periódico El Día para cantar el resultado de la asamblea: 9 delegados para el oficialismo; tres para los juanfernandistas. La euforia le llevó a no esperar el recuento final, que acabó en 8-4. Pero, en cualquier caso, se puso de manifiesto que el PSC tiene un problema en La Laguna con una Ejecutiva que hace tiempo que se echó el monte de Ani Oramas gracias a la vista gorda de los órganos del partido. Un nutrido grupo de militantes cabreados celebraron poco después una reunión con López Aguilar y su equipo, y Spínola encajó muy mal que no se le convocara a esa reunión. Su actitud, pero especialmente la del extravagante Abreu, el único concejal liberado que cobra 64.000 euros del Ayuntamiento lagunero sin ser siquiera portavoz, se pusieron sobre la mesa aquel día, para mayor descrédito del número dos y gran cabreo del número uno.