De momento sólo existe una denuncia, y probablemente unas diligencias abiertas en algún juzgado de Las Palmas de Gran Canaria. Pero lo manifestado por un comerciante de Santa Brígida ante la Guardia Civil de San Mateo en relación con unas presuntas coacciones y amenazas del alcalde de la villa, Lucas Bravo de Laguna, suena muy mal. Ya les adelantamos aquí el otro día que al Niño Bravo no le hizo puñetera gracia que los comerciantes acudieran al Diputado del Común a presentar una queja por aquella famosa autorización para dispensar bocatas otorgada al CCN en la romería satauteña. Y, cabreado como él solo sabe cabrearse, se dirigió a los denunciantes para que hicieran el favor, vamos a ver, de retirar tal afrentosa queja. Como no le hicieron caso empezaron las presuntas coacciones, de las que hoy les damos detalle porque tenemos en nuestro poder la famosa denuncia.