Se lo habían prometido de todas las maneras posibles, hasta tal punto que lo habían convertido en el héroe del nacionalismo oriental de Canarias y, llegado el momento, del movimiento regionalista-nacionalista que consiguiera aglutinar a la reconstituida AIC con el PP. Dimas se creyó las promesas y se ha prestado a todo, incluso a desaparecer del mapa el día en que el Parlamento invistió presidente a Adán Martín. Algo ha fallado en la cadena de favores, de modo que ha imperado la cordura y han denegado el indulto al político más popular de Lanzarote. Por tanto, debemos recular y reculamos porque fuímos de los que nos hicimos eco del clamor reinante en Madrid, según el cual su indulto aparecería camuflado entre los mil y su madre que el Gobierno de Aznar quiere otorgar coincidiendo con el 25 aniversario de la Constitución. Por una vez, y sin que sirva de precedente, nos alegra mucho habernos equivocado.