Es un fuera de serie el senador Peral Guerra, cuyo segundo apellido coincide con el de la senadora canaria que este martes no paraba de tomar notas durante el pleno para aprender a utilizar la demagogia de una manera más distinguida. El interpelante fue creciéndose por momentos, y ya metido en el berenjenal, solicitó la dimisión de Concepción de Vega de la manera más ingeniosa que se le ocurrió: “La jefa superior de Policía de Canarias debería asumir estos daños causados y presentar la interrupción voluntaria del ejercicio de su cargo. Se lo digo así por si acaso en esto de la dimisión, como en el caso del aborto, les molesta a ustedes llamar a las cosas por su nombre”. Lo peor es que Concepción de Vega no era jefa superior cuando se produjeron las detenciones de Eolo, Faycán y Góndola. Es más, en esta última operación aparece ella como denunciante contra Onalia Bueno, ex concejal del PP, por haberla investigado aprovechándose precisamente de las filtraciones de información que le llegaron desde la Supercomisaría. Y el inspector Vargas es el sospechoso.