La verdad es que no era nuestra intención, ni mucho menos, mezclar las cosas, jugar de modo zafio y simplón con el verbo intoxicar aprovechando que el mal padecido en los estómagos de un buen número de personas se produjo durante una comida en la sede del periódico Canarias7. Jamás hemos dicho que el periodismo creativo pueda producir efectos tan perversos en el sistema digestivo de los lectores, sencillamente porque hace tiempo que la peña se aplica una suerte muy potente de protectores estomacales que impiden esos efectos. La cagalera y los vómitos provocados tras un almuerzo en la sede de ese periódico, con ocasión de la presencia de Rodrigo Rato, nada han tenido que ver con la intoxicación editorial que pudiera en alguna ocasión pretender el editor de esa cabecera tan señera. Por lo tanto, vayan por delante nuestras disculpas hacia aquellas personas que se han ido por las patas y han creído ver en nuestros comentarios algún tipo de maldad añadida a la habitual, que una intoxicación la tiene cualquiera. Faltaría más.