Alguien se quiere curar en salud en la Consejería de Turismo y no sabemos muy bien ni quién es ni a qué viene ese afán. Hace pocas fechas fallecía de muerte accidental un funcionario de ese departamento gubernamental, y como quiera que hay temor a que la Policía pueda indagar algo y, consecuentemente, descubrir lo imprevisto, se ha producido la huida hacia adelante. Alguien ha corrido a la Fiscalía como un poseso a entregar unas facturas justificativas de diversas compras por si pudiera haberse producido alguna desviación. Ahora muchos hablan en Turismo de compras infladas, de proveedores presuntamente amañados, de facturas manipuladas y de protección acérrima de ATI. Pero nadie denunció antes y sí ahora, cuando el supuesto infractor no puede defenderse.