Resulta, como siempre, altamente aberrante que el PP, que permanentemente clama por persecuciones judiciales, jueces justicieros o judicialización de la Justicia sea, en este caso que denuncia con tanto desgarro, el único y principal responsable del mal causado, si es que hay mal causado. Porque el juez Gómez Bermúdez, contra el que ha cargado Trillo por la liberación de Troitiño, es presidente de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional por el sospechoso e insistente empeño del PP y de sus representantes en el Consejo General del Poder Judicial. Hasta en tres ocasiones la Sala Tercera del Supremo tumbó la propuesta del órgano de gobierno de los jueces por falta de motivación, pero corrían los tiempos que corrían y prevaleció el criterio del Gobierno de Aznar que imponía a óomez Bermúdez para cortar el paso a Garzón, que concursaba a la misma plaza. Antes, para que entrara en la Audiencia Nacional fue necesario crearle, sucesivamente, las plazas de juez de menores y de vigilancia penitenciaria que hasta entonces no existían en la Audiencia Nacional.