Otro periodista que se ha quedado con los glúteos in the air por culpa de la polémica en torno al periódico El Día es el pobre Larry Álvarez. Apartado por Soria de cualquier lugar dentro o anexo al paraíso, Álvarez lucha denodadamente por hacer una oposición seria en el Cabildo de Gran Canaria, a pesar de Carmen Guerra, a la que tiene al lado vigilando su respiración y sus pasos. Este pasado viernes, Álvarez tuvo que hacer el ridículo en el pleno del Cabildo al votar en contra de la moción contra El Día, alegando que en realidad tal iniciativa estaba diseñada y ensolerada para tocar las narices al Gobierno donde se sienta su atribulado señorito. Álvarez ya había pedido al presidente del Cabildo hace meses una moción así, pero cuando mandan envainar, se envaina y punto. Como con las cuentas de las corporaciones locales: Soria no le avisó de que ha habido cambio de planes con respecto a las devoluciones de tributos y el pobre Larry se quedó mirando para El Hierro. De donde es Manolo Fernández, mismamente.