Soria asegura que Roldán ha vuelto porque la ministra de Agricultura ha dicho que el dinero público es de nadie en lugar de decir que es de todos. Debería ser la oposición quien no permitiera hacer eso a Soria, pero lo permite, hoy porque no es prudente, mañana porque estará políticamente muerto. De todo el espectro de la política, hay algo que es el máximo de lo insoportable, mezclarle los valores a la audiencia hasta hacerle creer, en medio del espectáculo, que los defectos propios son exactamente los del contrario. Para engañar desde el vicio, que no desde la virtud. Y dependerá del control que se tenga de los medios de comunicación tener o no tener éxito en tan horrenda iniciativa. Por eso, un político como Amorós es un político que se equivoca, pero Soria, al parecer, lo que pretende es que se equivoque el electorado, sustrayéndole su más preciado activo: poder votar informado. La ministra de Agricultura acumula meteduras de pata, pero a lo mejor sabe de quién es el dinero de Alston, de Isolux, de Repsol, de los casinos, de Cervantes y de tantos otros. Y es que la sabiduría popular lo acuñó hace años: algunos no están lindos para hablar.