Oportuno, lo que se dice oportuno, no estuvo precisamente este fin de semana el consejero de Empleo e Industria del Gobierno de Canarias, Jorge Rodríguez, el otro Jorge Rodríguez, no nuestro Alicatessen, el que tendremos ocasión de hablarles en otro momento. El consejero, nacionalista de los de llamar a los godos por su nombre, patinó de lo lindo cuando en una entrevista a La Provincia se metió en el frondoso jardín de la gasificación de Canarias. De inmediato, y en uno de los casos sin que hubiera una relación de causa-efecto, le cayeron dos cachetadas, una en cada carrillo, de esas que ningún ser humano se merece en agosto. Porque escaldan más, entendámonos.