La consigna de Coalición Canaria es acabar con Nueva Canarias, partido que creen estar en condiciones de exterminar con acuerdos como el que este martes se escenificará en Telde. Fernando Bañolas, que no atiende las llamadas de este periódico para recabar su versión de lo sucedido en esa acalorada reunión, ha pasado de ser el interlocutor de la gente de Román Rodríguez a convertirse en el inquisidor general del nacionalismo canario, condenando a Nueva Canarias a la oposición allí donde hasta ahora ha podido: el Cabildo de Gran Canaria y el Ayuntamiento de Telde. En la corporación insular será él quien se inmole en un pacto con el PP y con la bala perdida del CCN, pero en Telde ha puesto junto a la hoguera en la que cree haber colocado a Paco Santiago a un nuevo valor de la política teldense, Pablo Rodríguez, que se presentó a las elecciones bajo el sello de un recién llegado a la política, con nuevas maneras de entenderla y de actuar desde lo público. De hecho, su eslogan, que caló entre la población más joven del municipio, harta de ver siempre a los mismos en el machito, fue “Aires Nuevos”. A partir de este martes, Rodríguez empezará una nueva etapa a lo largo de la cual escuchará muchos halagos de los estómagos agradecidos, tanto propios como de sus socios, pero a su vez cosechará un amplio y rico abanico de descalificaciones de los que le votaron creyendo que era distinto a los demás y que nunca permitiría que la corrupción volviera a tomar el poder en la ciudad de Telde.