El remate al tributo empresarial al Partido Popular se alcanzó, por supuesto, con el discurso del presidente de la patronal. Agustín Manrique de Lara no decepcionó a nadie, no dejó una sola rendija por el que pudiera colarse la duda de por qué y para qué lo aupó el PP a la presidencia de la Confederación Canaria de Empresarios. Sus palabras fueron dirigidas contra las administraciones públicas, a las que culpó de que en Canarias no se cree empleo a pesar de la recuperación que él también atisba y a la alta ocupación turística que desde luego se registra. No se refería el presidente de la patronal a los sanadores efectos que la reforma laboral del PP dicen que debería estar produciendo en el mercado de trabajo (y dos huevos duros), sino a que las administraciones canarias (donde no gobierna Soria, of course) impiden el desarrollo de magníficos proyectos empresariales ya dotados con su financiación y todo porque se enmarañan en leyes y en trabas administrativas, cuando no en el ya trillado solapamiento de competencias. Insistió Manrique en el mantra empresarial del necesario adelgazamiento de la Administración, pero entendemos que en todos los departamentos excepto en aquellos en los que han de gestionarse los proyectos empresariales que se retrasan y se retrasan hasta acabar con la paciencia de los inversores.