Como un torero exhibe sus trofeos, Ramírez sujetaba en cada mano unos recipientes de leche tipo aerolínea. Estaban caducados. Pasen los bolígrafos sin capucha, pase la obligada visita al fisioterapeuta de tanto tener el cuello levantado para adivinar en lontananza la figura del que manda, pero un ataque gastrointestinal en masa, no es de recibo y así lo hacía ver el portavoz nacionalista. Podría haber sido un episodio más del desencuentro entre ambos políticos, pero Soria -albricias- decidió darse un paseo por el humor. El presidente mirando hacia abajo, que eso es inevitable, asumió el error que se había cometido y aseguró a su oponente que fue por casualidad que le tocara a él “la mala leche”. Desde la oposición no quiso sospecharse más aunque la marca de la leche fuera President, apellido que concuerda con el del president Soria. Risas generalizadas y a esperar que sólo se reparta buena leche a partir de ahora, que reír es sano hasta en las alturas.