Empieza a tener graves problemas en el seno de su organización política, ATI-CC, el presidente del Cabildo de Tenerife, Ricardo Melchior, ese hombre con apariencia de abuelete entrañable que, en realidad, esconde un carácter y un talante de agárrate y no te menees. Sus manías, sus desplantes, sus obsesiones, su creciente y cada vez más descarada megalomanía le pasan ya una onerosa factura que nadie le quiere cobrar a la espera de ver si capacidad electoral se mantiene o fenece a manos de su enemigo íntimo Antonio Alarcó (PP). U otros menos esperados. Su última hazaña partidista ha sido la de volver a vetar a Pilar Parejo, en esta ocasión como candidata a gerente del Consorcio para la Rehabilitación Turística del Puerto de la Cruz. Parejo, de la que no se puede discutir su conocimiento del sector y el amplio respaldo del que goza en el mismo, fue propuesta para ese puesto por el Gobierno de España, pero ella declinó amablemente el ofrecimiento por tener otras cosas entre manos. Melchior ignoraba su renuncia, y se lanzó a ponerle la proa con el consiguiente ridículo ante el sector turístico en su conjunto y ante los ayuntamientos del Valle de la orotava.