Un par de lectores nos recriminaron este fin de semana que no hayamos sido lo suficientemente claros explicando los misterios de los casinos en la provincia de Las Palmas. Desde diciembre lo venimos contando, a veces con la boca chica, y otras a grito pelado. Lo de los casinos, recordemos, es un invento de Soria y de Mauricio -con la permisividad de Adán Martín- para conseguir el cariño de una serie de empresarios, amigos los unos y amigos por venir los otros. Lopesan, amigo de Mauricio, sobre todo, quería un casino desde hace tiempo, e intentó comprar la licencia de que disfruta el Tamarindos, en San Agustín, pero por motivos que se nos escapan y que seguramente tendrán que ver con la fobia por Mauricio, Julio Bonis no se lo otorgó en la anterior legislatura y amplió en diez años la licencia del Meliá. Así que, rianga, cinco licencias nuevas y enmedio camuflamos la de Eustasio.