Urge la asignatura de Educación para la Ciudadanía, y a ser posible que sus efectos se noten en el manual de respuesta inmediata del Partido Popular. Porque el portavoz nacional de ese partido, Gabriel Elorriaga, ha demostrado que la crispación es cosa sólo de unos, de ellos. Acusar a Zapatero de ser el responsable de los excesos de Chávez es, además de una insensatez, una injusticia de una irrealidad apabullante. Menos mal que medio mundo ha visto las imágenes, y menos mal que hasta el ex presidente Aznar ha desautorizado tan insultante postura oficial del PP. Por cierto, y hablando de desautorizaciones más locales: la postura de Sánchez-Simón sumándose a la comisión interinstitucional Puerto-Ciudad, ¿no contraviene las acusaciones de Soria a Emilio Mayoral cuando el primero acusó al socialista de “deslealtad” por haber llevado al consejo de administración precisamente esa adhesión a una propuesta del Ayuntamiento?