Este presidente de Cámara de Comercio, es decir, de una corporación regulada por las administraciones públicas, viene a ser el mismo que hace unos meses demandó a este periódico por los comentarios vertidos por José A. Alemán en una de sus columnas diarias. Pepe Alemán se limitó a llamarlo “Z” y a relatar algo bien sabido por toda la sociedad canaria, que Suárez Gil es un reputado experto en recabar subvenciones públicas de todo tipo. Está en los boletines oficiales y en las contabilidades de todas las asociaciones creadas a tal fin. Por tan duras ofensas, el presidente de la Cámara de Comercio de Las Palmas reclama en su demanda de protección del honor la cantidad de 30.000 euros, es decir, cinco millones de pesetas. En noviembre será la vista oral, en la que los abogados de este periódico tratarán de demostrar que jamás le hemos llamado zorro plateado y mucho menos salteador de caminos. Tampoco se nos ha pasado por la cabeza pensar que siempre hay un personaje como él para estropearlo todo.