Lo que se va conociendo de las trapisondas de Jaume Matas confirma los peores presagios de una práctica muy extendida, una suerte de comportamientos indecentes y delictivos realizados con el objetivo de robar y de perpetuarse en el poder, y no necesariamente por este orden. Porque, además de los beneficios personales presuntamente obtenidos por los imputados, en la causa subyace un indisimulable deseo de beneficiar al PP en sus campañas electorales para que la mamandurria no cambiara de manos. De lo sabido hasta el momento se desprende que la campaña de 2007 de Matas fue sufragada con dineros procedentes de las empresas vinculadas a la construcción del velódromo, que triplicó su presupuesto para que no faltara de nada. Y no faltaron vallas gigantes con la esfinge del candidato ni un mitin de Rajoy pagado con dinero de la fundación pública que administraba el proyecto. En Arguineguín, aquí cerquita, la empresa Grupo Europa, introducida en Mogán por Jorge Rodríguez, mano derecha de Soria, para que se le adjudicara la construcción de vivienda pública, pagó un mitin de Rajoy en la Plaza Negra en 2005.