En el Patronato de Turismo de Gran Canaria todavía no se lo creen. Después de negociar con los promotores la instalación de una gran noria permanente del estilo de la británica London Eye en el parque más representativo del turismo en la capital de la isla, se han tropezado con la oposición de algunos concejales del mismo partido que gobierna en el Cabildo. La empresa se compromete a crear cincuenta puestos de trabajo y a mantener el negocio un mínimo de cinco años, con lo que la ciudad ganaría empleo y un atractivo para propios y extraños. El problema parece radicar en que la gran noria quitaría espacio para la instalación de un par de chiringuitos de Carnaval, y ya se sabe que hay cosas en la cultura popular que mejor ni menearlas. Cuando Roberto Moreno se encontró con los problemas que planteaban varios concejales de su partido, recurrió a Nardy Barrios, que entendió el proyecto y mostró su apoyo, como si de un ayuntamiento dentro del mismo ayuntamiento se tratara. Se nos ocurre pensar, con permiso, que quizás esos chiringuitos se puedan desplazar a la plaza del intercambiador y ganar un negocio para todo el año sin renunciar a la rumba quince días.