Nos hacemos eco con mucho placer del sentimiento de amor, concordia y solidaridad de los usuarios de la biblioteca pública del Estado en Las Palmas de Gran Canaria, ya saben, aquella que se hizo sin licencia, como mandan los cánones. Nos piden esos usuarios que transmitamos a los responsables de esa instalación pública sus mejores deseos para 2004, especialmente para que incrementen las plantillas, diseñen turnos o crezcan las ganas de atender al respetable. Dicen los asiduos que, llegadas estas fechas, la semana santa o el verano, el personal bibliotecario se pone remolón y a lo más que llega es a colocar unos cartelitos advirtiendo de que cierran antes el quiosco o de que no van abrir al día siguiente por descanso del personal. Como la panadería de la esquina. Quizá convendría organizar unos turnos teniendo en cuenta que se trata de un servicio público, nos sugiere algún lector muy lector. El otro día, sin ir más lejos, cerraron a las dos de la tarde porque tenían la comida de Navidad. ¿Y si hacen una cena? Quede ahí la propuesta de buen rollito, que sabemos que los empleados públicos son gente que quiere servir al público, normalmente. Por eso, en nombre de los usuarios, que tengan feliz Navidad.