Les asegurábamos ayer que el alcalde de Santa Brígida es un ser singular, de los que prometen triunfar en política a costa de lo que sea. Tiene muy arraigados algunos principios tradicionalistas de la política, entre los que nos permitimos destacar hoy el de la autoridad: nunca muestres síntomas de debilidad, ni des un paso atrás en tus decisiones, parece que le aconsejaron sus mayores. Y el hombre lo lleva a la práctica de manera ejemplar. Tras haber dado permiso al Centro Canario Nacionalista (CCN) para vender bocatas y refrescos en su local social con motivo de las fiestas patronales de la villa, el alcalde recibió un correcto escrito de una docena de comerciantes que le manifestaban su queja por lo que consideraban una autorización que les perjudicaba a sus negocios. El CCN tiene su local en una calle peatonal y no paga los impuestos y tasas que ellos sí pagan todo el año, lo que otorgaba ventaja al partido político frente a los comerciantes. El Niño Bravo les contestó, que le gusta más una carta que comer con los dedos.