Se acabó la seriedad y empiezan las trapisondas. Los puertos de la provincia de Las Palmas se disponen a presenciar a partir de este lunes el regreso de una manera obscena y hortera de dirigir el interés general desde la Autoridad Portuaria de esa provincia, una vez el PP ha conseguido sus propósitos de que manden en el recinto sus empresarios favoritos, el casero de Soria y los capitostes de referencia para todo lo que allí se mueva. La diferencia con momentos anteriores es que existe una actitud más vigilante y crítica de casi toda la prensa canariona, antaño entregada al oro de la Gran Marina y hoy dispuesta a no dejar pasar ni una, o casi ninguna. Para ir habituando el paladar, habremos de analizar todos el papel desempeñado en 2003 por la nueva jefa de los servicios jurídicos del organismo, Ana Castillo, que pasa a convertirse en la versión moderna de aquel famoso Ángel Cervantes, de tan penosos recuerdos.