La afición de Soria a los juzgados, siempre en horario laboral y distrayendo lo que se supone debería ser su actividad principal (la economía canaria) adquiere ya tintes casi patológicos. El líder del PP ya sufrió un revolcón en esta misma materia cuando el Juzgado de Instrucción número 1 de Las Palmas de Gran Canaria no admitió a trámite la querella presentada por el PP contra la actual Jefa Superior de Policía en Canarias, Concepción de Vega, el anterior Jefe Superior de Policía en Canarias, Narciso Ortega, y los policías nacionales Juan Murillo y José Antonio Ayuso, lo cual supone un curioso antecedente a la declaración de este lunes ante el magistrado Fernando de Lorenzo. Pero Soria no descansa ni desmaya, su obsesión por entrar y salir de los juzgados haciendo de ellos el eje de su actividad pública no encuentra parangón en el mundo de la política. El único precedente que encontramos está en la esfera de la empresa privada, donde el constructor Francisco Hernando, conocido con el sobrenombre de El Pocero, acostumbraba a intimidar a sus adversarios con decenas de demandas con las que pretendía entorpecer y obstruir su actividad política o su línea editorial, según denunciaron entonces los alcaldes de Seseña (hasta once querellas presentó contra IU), Villaviciosa de Odón, Boadilla y un medio de comunicación (www.prnoticias.com), también diana de sus obsesiones. Curiosas coincidencias.