Pero la prueba del nueve que corrobora la inmensa invención de Díez & Romeo ha sido, y sigue siendo, que las 41 ofertas que asegura haber depositado en la oficina de Correos de Arucas siguen sin llegar a día de hoy, tres años después, a su destinatario. Y no resulta muy creíble pensar que pudieron perderse por el camino porque estamos hablando de muchos sobres con miles de folios en su interior. Ninguna, pero ningunita, oye. Ya es raro, ¿no? Lo vio claro Martín Marrero cuando, seis días después de que se cerrara el plazo para presentar las ofertas, se le constituyera en su despacho la señora Romeo para pedirle que le dejara presentarlas fuera de plazo porque la huelga general celebrada en España el 29 de septiembre de 2010, víspera del último día de plazo, les ocasionó muchos contratiempos. Sólo a ellos, debió pensar el viceconsejero, porque los demás concursantes presentaron su documentación sin incidencia alguna. En aquella reunión, en Presidencia del Gobierno, la letrada no hizo mención alguna a que había presentado las ofertas en la estafeta de Arucas, sólo reclamaba que se considerara su caso como excepcional y se le permitiera entregar los sobres fuera de plazo. Rechazada tal pretensión, cinco días después apareció por las dependencias gubernamentales otra cuadrilla de becarios de Díez & Romeo con las 41 ofertas y el famoso sello (presuntamente) falsificado alegando que, como Correos tarda mucho, mejor hacían ellos la entrega. Los abogados están acusados de un delito de falsificación continuada de documento público pero, que sepamos, ni el Gobierno ni alguno de los 41 afectados se han personado en la causa para reclamar responsabilidades. Los intentos de Radio El Día y de Radio Aventura por hacerlo fueron rechazados por el juez instructor. Tampoco hay noticia de que se haya formulado denuncia o querella por estafa, teniendo en cuenta que D&R cobró por un servicio que jamás prestó y que, en un rapto que sobrepasa la consideración de gilipollez, trató de subsanar con un presunto delito de este calibre.