Vino a Canarias Mariano Rajoy para, en teoría, escenificar un respaldo en favor de su delegado en las Islas, José Manuel Soria, aquejado de la fiebre de la corrupción, que ahora ha descubierto anida también en el PP. Angelitos. Rajoy pasó sus minivacaciones en Puerto Rico, muy cerquita de donde se cocía la enésima crisis de los populares canarios, esta vez en casa de Paco González, el alcalde moganero. Pero también contribuyó Rajoy a su gallega manera a la crisis del PP soriano cenando con José Miguel Bravo de Laguna, el referente de la derecha canaria descabalgado en su día por un irrefrenable José Manuel Soria. Bravo es de la confianza de Rajoy y quien envía a Génova los partes con las bajas que van quedando en la cuneta, seis escalones po debajo de la divinidad.