En su estrategia de asaltar el poder regional, Soria se ha propuesto un pacto del PP con el Partido Socialista, fórmula absolutamente proscrita por la dirección federal del PSOE y por el secretario general del PSC, José Miguel Pérez, que ya probó el sabor del talante soriano durante cuatro años de dura oposición en el Cabildo de Gran Canaria. Por eso Soria anda proponiendo a quien le quiera escuchar una salida salomónica: él se marcha para Madrid, el PSOE hace un congreso, sustituye a José Miguel Pérez por algún líder propenso al pacto y se cambia a Paulino Rivero por Australia Navarro o persona de consenso. Y no se vayan a creer que la oferta ha caído en el desprecio en todas partes. Piensen que sectores del PSOE tinerfeño y palmero siempre pusieron la proa a un acuerdo con CC y sueñan cada noche con cualquier operación que posibilite humillar a los nacionalistas. Pero igual pensamiento en sentido inverso se produce en núcleos nacionalistas muy concretos donde se encuentran determinados personajes que no quieren entendimientos con los socialistas por la poca fiabilidad que produce compartir poder con quienes han sido capaces de excentricidades como denunciar los más sonados casos de corrupción ante los tribunales. Núcleos donde se encuentran personajes rebajados de poder tras el acuerdo con el PSOE y otros personajes ávidos de tomar islas como La Gomera, otro de los feudos socialista convertidos en objetivo número uno de Soria estos últimos meses.