La amistad es la amistad, y lo entendemos. Por eso tenemos que creer que fueran esas relaciones las que motivaron los tratos de favor y no una compensación por lo que le estaba ocurriendo simultáneamente a la empresa Promotora de Recursos Eólicos, que por las fechas en que Soria vivía en Los Toscanes sin pagar, se preparaba para un negocio cifrado en más de 1,3 millones de euros anuales. Una cantidad calculada este martes por otro de los comparecientes y que se obtiene de las ventajas de optar en solitario a una concesión pública en el muelle de Arinaga, presentar las megaturbinas preferidas por el pliego de condiciones y no tener competidores a la vista. Que de eso ya se había ocupado personalmente el equipo médico habitual de José Manuel Soria. Dicho esto, discrepamos del señor Esquível cuando pretende hacer creer al mundo que doña María del Carmen Benítez, esposa de Soria, acudía cada día 5 a su casa con 1.600 euros en metálico dentro del Fendi para llevarse a cambio un recibo manchado de cafenileche. También se lo cargaremos en el debe de la amistad.