La comidilla de esta semana en el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria es quién se va a llevar el gato al agua en torno a La Pepa, o sea, en torno a los carriles del tranvía de La Pepa, cuyos cristales protectores en Triana fueron destrozados por completo en Reyes por un camión del servicio de limpieza viaria. Ese servicio está adjudicado, como otros muchos de la ciudad, a la muy conocida empresa FCC-Medio Ambiente, de la que es delegado en Canarias Ángel Castanedo, compañero sentimental de la alcaldesa de Las Palmas de Gran Canaria, la otra Pepa, o sea, Luzardo. O sea. Yo pagué la otra vez, Angelito, así que esta vez pagas tú, cariño, dicen que le dice entre tostada y tostada la alcaldesa al delegado de FCC. Él se enroca porque sabe que la alcaldesa tiene su corazoncito y que no hay macho ni hembra en ese Ayuntamiento que se atreva a abrir un expediente a su empresa por cuestión tan baladí. Total, ¿qué son 26.000 euros en esa inmensidad de déficit que tiene la institución?