No gana para tirones de oreja el candidato de Coalición Canaria a la presidencia del Gobierno, Paulino Rivero, empeñado en hacer una campaña al más puro estilo tradicional: prometer lo irrealizable, dejar en ridículo a sus compañeros del Gobierno y decir en cada sitio lo que sus interlocutores quieren escuchar. Ya le han cogido la camella en Vecindario, donde quiso capitalizar la tragedia del niño Yeremi Vargas, y se la cogieron esta semana en el Parlamento con lo de la reforma electoral. Dice tener la solución para las listas de espera, lo que pone en sutuación embarazosa a la actual consejera de Sanidad y candidata, Mari Mar Julios. Este Jueves Santo le han salido los sindicatos de TVE en Canarias, que lo han puesto bonito por su “cinismo”, su “bochornosa actuación” en la crisis del centro territorial y su “mofa” a los 200.000 canarios que firmaron contra la reducción de plantilla en las Islas.