El largo proceso sufrido por Carmelo Padrón, como imputado de mayor peso político de todos los procesados, ha estado salpicado por muchísimas injusticias y por un trato mediático absolutamente paralelo al calendario electoral. Contribuyó enormemente a ese calvario uno de los jueces instructores más lentos de la historia de la Judicatura, el actual presidente del Tribunal Superior de Justicia de Canarias, Fernando de Lorenzo, que estuvo siete años tramitando esta causa. De esas circunstancias se aprovecharon los partidos políticos, que no se sabe muy bien cómo, conseguían que se activara alguna acción judicial (una pericia, una petición de declaración, un auto...) justo cuando se acercaba un proceso electoral. Y los medios de comunicación, claro, haciéndose eco de la maniobra. Padrón no lo soportó y renunció a una de las carreras políticas más prometedoras y honradas de la historia de la Autonomía.