Apoteósico el día grande de las fiestas de Artenara en honor de la Virgen de la Cuevita. La alcaldesa, Guacimara Medina, volvió a brillar con luz propia y a estar a la altura de las circunstancias, según todos los testigos presenciales y los documentos gráficos de que disponemos. Presidió los fastos el presidente Paulino Rivero, protagonista de un protocolo que lo colocó en lugar muy destacado, quizás hasta incómodo para él, y a la diputada Rosa Rodríguez como si acabara de ser nombrada ministra de Ultramar. Cosas de Angelito, siempre tan excesivo. Dicen los cronistas oficiosos que le sentó muy mal al presidente el trayecto en coche hasta el municipio cumbrero grancanario, y que el conductor del coche oficial se marchó solo tras la decisión de Rivero de hacer el camino de regreso en helicóptero. Arriba se quedaron otros miembros del séquito presidencial, encantados ante fiesta tan entrañable.