De José Segura se pueden decir muchas cosas, y casi todas buenas, no hay duda. Le pierde a veces ese ímpetu que él tiene por dejar en buen lugar al Gobierno de España, al que representa en plan delegado del Gobierno en Tenerife. Perdón, en Canarias. Y a ese ímpetu hay que atribuir que meses atrás anunciara para junio el establecimiento en Puerto del Rosario de un puesto fronterizo Schengen, es decir, de los capacitados para recibir a personas y mercancías procedentes de países no comunitarios. Pensó el bueno de Segura que los trámites iban a ser más cortos, pero poner de acuerdo a tantos ministerios (Exteriores, Interior, Fomento y Agricultura) es una tarea que la termodinámica no ha metido a viaje todavía. De esos furores se han agarrado algunos para poner al delegado en un brete, pero lo cierto es que se trata de un tema delicado que aconsejaba prudencia y buena letra.