Cuando todo parecía tranquilizarse en la UD Las Palmas, la baja estofa vuelve a colocar al club en una situación embarazosa. Un periodista pagado por la entidad para dirigir la emisora de radio oficial del club, ha logrado con sus impertinencias que éste quede a la altura del betún, con su directiva y sus jugadores al frente. Al parecer, alguien se atrevió a intentar utilizar de noche y en compañía de una dama el jacuzzi que hay en los vestuarios del Estadio de Gran Canaria, y la noticia fue contada en chino en la columna de opinión de un veterano periodista. A partir de ahí se encendió una mecha que llegó a un polvorín de mala baba y peor clase, y el asunto acabó con un veto de los profesionales de la entidad a toda la profesión periodística. Nadie acusó a nadie de nada, pero debe ser que el jacuzzi es tan popular que el personal no quiere que se le mencione ni de broma. Para mejor proveer y la calma del respetable, recomendamos al Cabildo que instale más piletas de estas con chorritos. Y que las aguas, tras pasar por los difusores, vuelvan a su cauce.