La verdad es que la lectura de los oficios de la Guardia Civil incorporados al sumario de Unión pone los pelos de punta porque esos papeles reflejan un modo de comportarse de algunos políticos conejeros que llama a la rebelión. Y muchos de ellos siguen en la política activa haciendo cánticos a la democracia y a la libertad e inviolabilidad de su voto, como es el caso del mentado Sergio Machín, que del PIL pasó a CC en 2007 como si nada de aquello afeara su hoja de servicios. Jamás, que sepamos, resultó imputado por las anotaciones en la libreta del gerente de Urbaser, pero desde luego, de ser ciertos los comentarios, no es personaje apto para la política. Porque, siempre según la agenda intervenida por la Guardia Civil a Jacinto Álvarez, Sergio Machín acostumbraba a pedirle dinero a cambio de contratos públicos. Otra cosa es que lo consiguiera. Verbigracia el ya mentado de limpieza de márgenes de carreteras, para el que, por una adjudicación de tres meses, “me pidió entre 6.000 a 12.000 euros”. Un poco más adelante se puede leer: “Sergio Machín podía dar dos años más de contrato, pero también pide 12.000”. Las pretensiones del consejero van poco a poco llenando la cachimba al solícito gerente, que debía estar por aquellas fechas hasta las narices de untar a todo el mundo. Así, ya en enero de 2007 escribe que “Sergio Machín quiere dinero por un contrato de mierda de seis meses de los márgenes de carretera. Aquí todo el mundo quiere chupar”. Efectivamente, según la versión del imputado Álvarez, el consejero le pedía entre 3.000 a 9.000 euros, pero consultada la cuestión con su superior, Manuel Andrés, éste le contestó de modo definitivo: “Si se pierde la contrata, que se pierda, pero no se da nada”. Al ver que no había manera de que Urbaser se dejara caer, Machín tira el trasmallo en otra dirección, hacia Dahorje, cuyo representante, José Luis Rodríguez, le dice que ese contrato no le interesa y que no entraría en una subasta dirigida por el consejero. Sólo han pasado siete años y ya ven cómo están las cosas. Y los márgenes sin barrer.