Ya tenemos localizado a un cargo público del PP que no tiene miedo al fuego amigo disparado desde las trincheras. Se llama Miguel Cabrera Pérez-Camacho, que parece pretender cobrar un alto precio por la humillación a la que le ha sometido el presidente regional de su partido, José Manuel Soria, que ordenó su fumigación como portavoz parlamentario tras una larga serie de desencuentros políticos. Además de haber sacado la lengua a paseo y adornado el panorama político canario con sugerentes insinuaciones encaminadas a poner nervioso a su líder carismático, Pérez-Camacho se ha propuesto hacer aflorar los colores y las contradicciones locales, nacionales e internacionales que anidan en el PP. Su propuesta de discutir en el pleno del Parlamento del próximo día 24 su moción sobre Cuba tiene una carga de profundidad ciertamente llamativa. Basándose en el acuerdo adoptado por el Parlamento Europeo, rechazando el restablecimiento de relaciones con La Habana, Pérez-Camacho quiere un pronunciamiento similar en la Cámara autonómica. Y lo más gracioso es que lo va a conseguir.