La historia, condenada a repetirse, la muy majadera. Policías locales y bomberos de Las Palmas de Gran Canaria reestrenaban este miércoles la plaza de Santa Ana como manifestódromo una vez se trasladó a las Casas Consistoriales el núcleo duro del poder municipal. Protestaban por varias cosas de las que el Ayuntamiento se terminó enterando el lunes cuando el concejal de Personal, Augusto Hidalgo, les reclamó el preceptivo escrito de conflicto colectivo, un arcano en el que parecen encerrarse reivindicaciones varias, entre las que se esconde un eufemismo llamado “valoración de los puestos de trabajo”, es decir, subidas salariales. Pero ante la ciudadanía, más medios para garantizar la seguridad de la ciudad. Pues bueno. Cuando se empezaban a apagar los ecos de la protesta en el exterior de las Casas Consistoriales, los representantes de estos cuerpos pidieron hablar con el concejal Augusto Hidalgo. La petición venía con un regalito envenenado: querían que en la reunión estuvieran presentes los medios de comunicación. Lejos de arrugarse, Hidalgo les dio la mano y les dijo: “¡Hecho! Cuando quieran”. No se lo esperaban los funcionarios que se sentaron algo perplejos en la sala de prensa, con la asistencia de un redactor de Canarias7 quien, durante casi cuatro horas, siguió en vivo y en directo el curso de las negociaciones.