Ruano, como decíamos, ha hecho a la Fiscalía Provincial de Las Palmas partícipe de su peligroso juego, el de las provocaciones al Poder Judicial, seguramente sabedor de que ese órgano no ha actuado con la diligencia exigible en momentos críticos muy recientes. Porque fue justo el año pasado, en 2009, cuando la esposa del fiscal jefe provincial, la muy mentada Lourdes Quesada, estuvo imputada en unas diligencias investigadas en Instrucción 2 de Las Palmas de Gran Canaria, una causa que resultó muy pronto archivada gracias a la petición del Ministerio Fiscal, que probablemente actuó conforme a Derecho interesando tal cosa. Pero quedó feísimo que actuara en el asunto el departamento que dirige García-Panasco, sin las debidas advertencias o la abstención en favor de otra fiscalía (la de Santa Cruz de Tenerife, sin ir más lejos), cuando se trataba de lo que se trataba, de solicitar el sobreseimiento de lo que afectaba a la mujer del jefe, que declaró como imputada asistida como letrado por el también ya muy popular Javier Artiles. ¿Le defendió Javier Artiles? Caramba, hay que ver cuántas inconveniencias.