La secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, afirmó ayer que en el “hipotético” caso de que el presidente de la Generalitat Valenciana, Francisco Camps, hubiera recibido trajes y zapatos de lujo como regalos de la trama Gürtel (contratante de la Generalitat y proveedora del PP) es “muy discutible” hasta “donde tiene que llegar el tipo Penal” y “muy complicado” establecer “una línea divisoria” sobre los obsequios que reciben los cargos públicos. No ha sido la única voz dentro del PP que reclama cambios legales para despenalizar las dádivas: la propuesta partió de la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, que había afirmado antes que el artículo 426 del Código Penal, que habla del cohecho impropio, «no dice si el regalo tiene forma de anchoa o de traje, o si vale un euro o 10.000», en alusión a las latas de anchoas que el presidente cántabro, Miguel Ángel Revilla, lleva a la Moncloa cada vez que visita a Zapatero. Recordemos que el caso de los trajes de Camps se parece mucho al de José Manuel Soria, pues también éste obtuvo ventajas de los empresarios Bjorn Lyng y Javier Esquivel (cuando ambos empresarios solicitaban contratas o recalificaciones públicas) en forma de viajes en avión privado a Noruega (la famosa pesca del salmón), descuentos vacacionales en Anfi del Mar y alquiler del célebre chalet, asunto éste ultimo que está pendiente de resolución judicial por las denuncias de los periodistas Carlos Sosa y Francisco J. Chavanel.