El PP acaba de cambiar de táctica. Ya no anuncia a los cuatro vientos que se suspende de militancia a los cargos públicos encartados en casos de corrupción, que ya está bien y nos quedamos sin gente. La nueva doctrina, emanada de esos talleres de buenas y democráticas teorías que tienen, consiste en acusar al Gobierno de perseguirle. Aquel grito del alcalde de Alhaurín el Grande cuando era detenido (“Vienen a por el PP; los inocentes en la cárcel, los etarras, en la calle”) ha iluminado a los estrategas y se ha armado el Belén. Como primera medida, ya han escuchado y leído ustedes lo que les ha caído a jueces y fiscales, pero lo siguiente será preguntar al Gobierno en el Congreso de los Diputados cuánto cuestan los viajes del ministro de Justicia cada fin de semana a Canarias. Es decir, lo que ha hecho siempre cada ministro pero dedicado en exclusiva a López Aguilar. Lo anunció este miércoles Soria en Intereconomía, una emisora de radio la mar de liberal. Por cierto, por la mañana, después de atender a Losantos (Dios nos libre y guarde), nos comparó en los pasillos del Parlamento con el diario Gara porque dice que anticipamos las detenciones que se van a producir como los colegas vascos anticipan los atentados de ETA. Caramba, qué nervios Manolo.