Paulino Rivero descargó un poco de presión en torno al clásico regional asegurando que en esta ocasión “está muy devaluado deportivamente” por la situación de último clasificado del Tenerife y por la pérdida paulatina de posiciones de la UD Las Palmas. Resultó llamativo escuchar al presidente hablar de “fracaso deportivo” en la entidad blanquiazul, lo que seguramente no habrá hecho puñetera gracia a ese empresario que está al frente del club, Miguel Concepción, que ya debe estar acostumbrado a estos excesos. Hace dos años, el presidente declaró el partido “de interés general”, y superó el trance de una retransmisión de pago, y una vez más la única posibilidad que existe de que la ofrezca Televisión Canaria será que Canal+ renuncie a sus derechos y que elija otro partido, todo ello sin exigir contraprestaciones económicas del Gobierno de Canarias, que tampoco está para muchos farolillos. De ese modo, además, se resolvería un problemón para la afición amarilla, que tendría serias dificultades para desplazarse a Tenerife con tiempo suficiente para estar allí antes de las once de la mañana esquivando los gastos de pernoctación. O peor -y de ahí los problemas de seguridad que se aducen- esperando a la intemperie o de amanecida a que se abran las puertas del Heliodoro.