Es una pena que un político tan maduro como José Miguel Bravo de Laguna haya sucumbido del modo que lo ha hecho a la instrucción de su partido, el PP, de descalificar por tierra, mar y aire la medida del Gobierno de Canarias de abrir 132 colegios este verano para garantizar al menos una comida a miles de niños que no la tendrían durante las vacaciones. Les ha jodido realmente. El presidente del Cabildo ha calificado la iniciativa de “improvisada y demagógica” y se ha preguntado qué va a ser de los niños que no están en la franja objetivo de esa medida, los de 8 a 12 años, lo que desde luego nos conduce de inmediato a consultar la definición de demagogia, por si se nos había olvidado. En cuanto a la improvisación, señoras y señores, quédense con el dato de que el PP cree que la medida va a fracasar porque los ayuntamientos a cuyos escolares se les va a proporcionar esta acción no están dispuestos a pagar una guagua que los transporte. O sea, que el problema para dar de comer a entre 6.000 y 8.000 escolares con graves problemas de alimentación que, en su mayoría tienen solo una comida al día y es la de su escuela, ¿es de verdad el transporte? ¿Estamos hablando de alcaldes, de concejales y de presidentes de cabildos incapaces de resolver el problema de una puta guagua? ¿O, más bien estamos hablando de que han encontrado un filón por el que cargarse esta medida del Gobierno para que fracase y así apuntarse un tanto político? ¿Ante quién? ¿Ante los profesores y directores de colegios que han trabajado para hacer el listado de alumnos que la necesitan? ¿Se van a apuntar el tanto ante los padres de los chicos? ¿Alguno de los estrategas de esta contra-campaña ha pensado en los niños que se van a quedar sin comer? Que se jodan, diría la famosa diputada Fabra. Váyanse al carajo, decimos nosotros con el debido respeto que cada cual crea merecer.