En la Autoridad Portuaria de Las Palmas, su presidente delegado, José Manuel Arnáiz, ha metido el pistón. En aplicación de la táctica del trío del istmo, está aplazando cuanto puede la celebración del Consejo de Administración del organismo para llevar más asuntos antes de que lleguen los consejeros de Puertos del Estado, nombrados por los socialistas, y le bloqueen actuaciones. Uno de los asuntos estrella es la adjudicación de una concesión en la dársena pesquera, para, asómbrense, un puerto deportivo. Nada parece importar que en esa dársena y en ese sitio haya concesiones en vigor, todo se puede negociar en el mundo que vivimos. Pero, ¿estamos ante una acción patriótica -¡viva España!- de salvar un gran proyecto inventado sobre la marcha, o ante un caso evidente de basura política? ¿Por qué tantas prisas? No le arrendamos las ganancias al futuro delegado del Gobierno, que habrá de estar demasiado tiempo en contacto con el fiscal jefe. Y Soria, ¿va a pararlo o está pisando el mismo el acelerador? ¿O no sabe nada de lo que la mano izquierda portuaria hace?