No deberían extrañar estas mamarrachadas de Ángel Llanos porque, como recordarán muchos lectores, es el propietario de la mente preclara de la que salió la idea de cerrar el cine Víctor tras detectar que en él se pasaban películas que contravenían la moral y las buenas costumbres. O al menos la moral y las costumbres que él dice practicar, que ya se sabe que en lo de los sepulcros blanqueados hay pocos campeones fuera del partido del tal Llanos. Otra genial ocurrencia de este fenómeno paranormal fue reclamar la segunda pista en el aeropuerto Reina Sofía en base a que con ella llegará a la isla turismo de mayor calidad. Una genialidad que no entendemos cómo no se le ocurrió antes a tanto ilustre pensador como abunda en esta tierra. O sea, que a mejores pistas, mejores turistas. Casi cabría proponer tarima flotante en lugar de asfalto en la TF-1, a ver si así. Que la Divina Providencia se apiade de los santacruceros como este portento salga elegido.