No están ya para muchos trotes los servicios de información del Partido Popular canario, que no han sabido (o no han querido) informar a Pepa Luzardo de todos los actores que han contribuido de manera espectacular a los dos demoledores reportajes de la revista Interviú. La alcaldesa ha decidido empezar por matar a los mensajeros, y como no puede retirar la publicidad a la revista (porque no existe tal), ni puede pedir a su editor que expulse a la novia del director del trabajo que tenga, ha optado por buscar al que contó la historia. Y creyó la alcaldesa que el cuentacuentos fue el pusilánime de Rafa Santana, que de puro leal que le ha sido parece hasta tonto (políticamente, entiéndase, que le queremos mucho). Pues no fue Santana, les aseguramos, y nos da la impresión de que esos servicios secretos tardarán siglos en conocer la identidad y paradero del filtrador. Quizás el tiempo que se tome él en confesarlo muerto de la risa.