Pero no sólo consta en el Boletín Oficial del Parlamento la actuación que tuvo Soria en el escándalo eólico, facilitando desde el Cabildo que su amigo y casero Esquivel tuviera la mejor posición para forrarse con el concurso que preparaba su hermano Luis. Es que, además, hay constancia oficial en el Registro Mercantil de la dádiva obtenida por el hoy vicepresidente del Gobierno: en el libro mayor de la empresa Atlantic Buildings, titular del chalet que disfrutó el político, aparece una anotación muy curiosa de más de 30.000 euros. Se trata de la cantidad correspondiente al impago de esos alquileres durante 21 meses y la asunción de esa deuda por el administrador de la sociedad, Javier Esquivel. Recordarán que para desmentir este apunte contable oficial, la señora procuradora del señor Soria presentó en un juzgado de Las Palmas de Gran Canaria una ristra de chorizos (con perdón) en forma de recibos de chichinabo, casi manchados de cafenileche, que pretenden ser documento probatorio de que los Soria pagaron en metálico sus alquileres. A ver Toñi, ¿cómo era aquello de 'estás bonito, tú'?