Nunca nos pudimos imaginar que en plena campaña electoral pudiera regresar a la primera línea de la actualidad política uno de los asuntos más oscuros y sospechosos de la vida pública canaria. Nos referimos a la reaparición estelar de la empresa pública Megaturbinas de Arinaga, que fue literalmente asesinada por el Gobierno de Canarias en el año 2004 para propiciar que un empresario amigo de José Manuel Soria pudiera hacer un negocio redondo en medio de la polvajera del concurso eólico. Pues sí, resulta que la actual Autoridad Portuaria de Las Palmas, paradójicamente en manos de un militante del PP, ha reactivado la posibilidad de que en el muelle de Arinaga se pueda levantar un parque eólico experimental cuyos beneficios sean públicos y sirvan para probar el viejo y ansiado sueño de la Mancomunidad del Sureste: un parque eólico off-shore, es decir, de mar adentro, que sortee definitivamente la majadería de una planta regasificadora en la zona. Debemos felicitar muy sinceramente al presidente de la Autoridad Portuaria, Javier Sánchez-Simón, y al consejo de administración de ese organismo, porque siete años después de las trapisondas de los hermanos Soria (José Manuel desde la Presidencia del Cabildo y Luis desde la Consejería de Industria) se restablece lo que nunca debió haberse difuminado. Conscientes como somos de que la memoria es muy frágil, nos permitimos rememorar para ustedes cómo fueron aquellos convulsos episodios de Megaturbinas de Arinaga, que tuvieron como protagonistas a José Manuel Arnaiz, José Manuel Soria, Luis Soria, Larry Álvarez y Javier Esquivel. ¿Se acuerdan?